«Barbanegra», el pirata que luchaba contra las enfermedades de transmisión sexual en su navío.
Los expertos han extraído del pecio una gran cantidad de instrumental médico perteneciente a la enfermería de «La venganza de la reina Ana»
Edward Thatch, mas conocido como "Barbanegra". |
Edward Thatch (más conocido en la cultura popular como «Barbanegra») fue uno de los piratas más sanguinarios que recorrió mares y océanos a finales del Siglo XVII y a principios del XVIII. Siempre junto a su buque, el «The Queen Anne's Revenge» («La venganza de la Reina Ana»), este antiguo capitán de la Royal Navy saqueó cualquier navío que pudiera trasportar riquezas e, incluso, llegó a tener «secuestrada» la ciudad de Charleston (en Carolina del Sur) hasta que sus gobernantes aflojaron la bolsa y le pagaron un suculento rescate.
Sin embargo, y como sucede con la mayoría de los
malhechores, «Barbanegra» acabó sucumbiendo a las autoridades y en 1718
terminó como un colador al enfrentarse a varios buques británicos
dirigidos por Robert Maynard. Aquella fatídica jornada para la piratería, el navío de Thatch encalló además en un banco de arena cerca de la bahía de Beaufort (en Carolina del Norte) y, tras ser abandonado, se fue a pique cayendo en el olvido.
“jeringa uretral” que se usaba para inyectar mercurio, el cual aliviaba los síntomas de la sífilis. |
Así fue, al menos, hasta 1996, año en que un grupo de expertos logró
hallar el pecio del navío y se iniciaron las labores para lograr sacar a
la superficie todos los «recuerdos» posibles de uno de los piratas más
famosos de todos los tiempos. Desde ese momento, los arqueólogos marinos
a cargo del proyecto han podido extraer del lugar objetos tan valiosos
como los gigantescos cañones que utilizaba el pirata,
o lo que –según se cree- es la empuñadura de su espada. A su vez, hace
apenas unas jornadas han logrado hallar una ingente cantidad de material médico que alimenta la leyenda de que este sádico malhechor cuidaba sobremanera la salud y combatía las enfermedades de transmisión sexual de su tripulación.
“bomba de lavado”, que se usaba para bombear fluido directo al recto. |
Un curioso material médico
Tal y como publica el «Daily Mail»,
los investigadores han estudiado los artefactos y han determinado que
«Barbanegra» hizo todo lo posible por mantener a su tripulación viva y
sana. Así lo atestigua Linda Carnes-McNaughton (arqueóloga militar en Fort Bragg), quien ha tenido acceso de primera mano a los diferentes instrumentos.
«El tratamiento de los enfermos y heridos en un buque
durante esos años era, por lo menos, difícil en el mejor de los casos.
Enfermedades periódicas, heridas, amputaciones,
dolores de muelas, quemaduras…», determina la experta. Sin embargo,
parece que fue una de las prioridades del malhechor cuando, tras
capturar el navío francés «La Concorde» en 1717, decidió rebautizarlo
como «The Queen AnneŽs Revenge».
Se han hallado además los restos de dos lavativas que se habrían utilizado para realizar enemas (lo que permite que los medicamentos se absorban rápidamente), botellas que podrían haber contenido plantas homeopáticas, una aguja de plata, unas tijeras y unas curiosas piezas de latón que, según la experta, podrían haber sido usados para realizar torniquetes a los marinos tras la contienda.
Fuera como fuese, será necesario hacer las pruebas
pertinentes para corroborar que todos estos instrumentos tenían la
función que se cree. Hasta hora, lo que sí afirma de forma tajante
Carnes-McNaughton al «Daily Mail» es que «Barbanegra» solía preocuparse
por la salud de su tripulación y, por ello, cambiaba usualmente rehenes
por suministros médicos. Un dato que, curiosamente, contrasta con su fama de imponer castigos severos cuando se desobedecían sus órdenes.
Fuente: ABC.es
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